Que George Russell está llamado a ser un futuro campeón de Formula 1 ni cotiza, eso que vaya por delante. Pero nos guste más o menos como piloto, en Mercedes tenían pequeñas dudas sobre su adaptación a la F1 y, sobre todo, a los domingos.
Todos hemos visto sus grandes actuaciones a una vuelta el sábado, acompañado de una ristra de elogios y alabanzas, algunas bien merecidas y otras un poco desmedidas. Mucho Fan Boy por nuestra querida prensa británica. Luego que si la prensa española… bla bla bla…
Como tampoco me quiero enredar analizando el año del piloto titular de Williams, os dejo un super artículo de un señor periodista (de verdad) que escribía esto allá por el mes de agosto: [dentro enlace]
Pasando un poco a lo de ayer, no hace falta que se explique mucho la carrera de Russell sobre el trazado exterior del Circuito Internacional de Baréin, más conocido como Sakhir.
Sobre saliente en todo momento. Tomando siempre la mejor decisión, marcándose una adaptación excelsa a un coche en el que se le veía incomodo, respondiendo con humildad y autodeterminación sus respuestas por radio y, demostrando que está muy capacitado para manejar un coche ganador.
A veces, en esto de los monoplazas, existen pilotos que no despuntan con autos de mitad parrilla pero que están llamados a conducir grandes bestias. Una vez subidos en ellas, todo es coser y cantar. Los resultados y las grandes actuaciones vienen solas.
Y ayer, no fue ninguna excepción. Desde la salida, donde adelantó a su superior en la curva 1, demostró ser ese piloto llamado a pelear por grandes cosas en años venideros, heredando la corona de los Hamilton, Vettel y Alonso.
Tras estabilizarse en carrera, empezó a marcar diferencias con Valtteri Bottas. Éste, nervioso todo el fin de semana, necesita una o dos entradas a parte para analizar su carrera y situación dentro de Mercedes. Puesto que el pobre finlandés, no sabe por donde le pega el viento dentro de la escudería anglo-alemana.
En la segunda mitad de carrera llegó el Safety Car y el lío en el box de Mercedes. No quiero entrar en conspiraciones, pero lo que queda latente, es que el fallo en los pits stops le hizo un gran favor al joven piloto británico. Este error propició que viéramos una remontada brutal, con adelantamiento incluido a su compañero, una escalada hacia la primera posición y una carrera para la historia.
Lástima el pinchazo final, este chico se merecía la victoria. Me ha callado la boca, como me recordó un amigo malagueño y aun que no se debe lanzar las campanas al vuelo, ha demostrado ser de una pasta especial.
Aunque ya lo vislumbrábamos, ahora sí que sí, George Russell ha tirado la puerta de Mercedes abajo.